EL AZAFRÁN
Azafrán, oro rojo, oro de La Mancha. Cultivo ancestral que en otros tiempos estuvo tan arraigado, tan extendido, que llegó a ser un modo de vida en muchos de nuestros pueblos.
El cultivo del azafrán en su forma tradicional es muy singular, necesita de la colaboración de familiares, amigos y vecinos, propiciando la charla y la relación humana. En época de recolección y monda el paisaje se torna de color violeta y el profundo e intenso aroma a azafrán recién tostado invade hasta el último rincón. En los “días de manto”, (días de máxima floración), el bullicio de gentes es vertiginoso. Es un constante ir y venir de lugareños con nervios y con prisas, pues la rosa del azafrán es una flor muy delicada que conviene recoger en el mismo día y a ser posible a primera hora; con el frescor de la mañana, porque cuando sube la temperatura las flores se abren, se enmarañan unas con otras y con el espartillo (1), convirtiéndose la labor de la recogida en mucho más lenta y complicada.
La monda (2) también conviene hacerla el mismo día de la recogida porque la rosa del azafrán se deteriora muy pronto; a la mañana siguiente está prácticamente marchita. Ante tanta premura de tiempo, cualquier ayuda, (“echar la pata”), es bien recibida.
La monda es punto de encuentro y de tertulia alrededor de la mesa. Sin dejar de mover los dedos de color azul amarillento la gente se cuenta los últimos chismes del pueblo y los chascarrillos, sucedidos y cuentos escuchados a sus antepasados y que por transmisión oral pasan de generación en generación hasta los chiquillos, que, sin parar de corretear, no se pierden detalle de lo que los mayores cuentan.
Después de la monda, una vez bien limpio el azafrán, es necesario tostarlo. Se pone una fina capa de azafrán en un cedazo y se coloca en una tostadora. Se deja a fuego lento hasta que está tostado; lo suficientemente deshidratado para que aguante mucho tiempo sin estropearse, pero en su justo punto para que no pierda ni un ápice de su aroma, de su color, ni de su sabor.
Mundo de cultivadores artesanos donde la maestría, las costumbres y el toque personal en el tueste se transmiten de padres a hijos. Mundo de objetos; cedazos (3), tostaderas, cestos, romanas . . . Mundo de pesas y medidas; cuadra, celemín, arroba, libra, onza. . .
Uno de los últimos reductos donde todavía se puede observar el ritual de este cultivo en su forma más tradicional y percibir el aroma de la rosa recién cogida y del azafrán recién tostado es en Minaya, en la provincia de Albacete, lugar donde la calidad de su Azafrán es reconocida internacionalmente.